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Columnas

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20 de mayo de 2021

"Infierno: Los zoológicos"
Testimonio de Daniela Molina, concejala recién electa por La Serena

Por Soledad Robledo
(CEDA Chile, Fundación Justicia Interespecie y Podcast Narices Húmedas)

Los zoológicos son cárceles donde se encierran a seres que no han cometido ningún delito.

Muchos animales en cautiverio empiezan a desarrollar problemas de salud mental y enfermedades. Una actitud neurótica muy común es conocida como zoochosis. Zoochosis ocurre como resultado de aburrimiento, depresión, frustración, falta de motivación física y mental, y el estar alejados de su hábitat natural y sus estructuras sociales. Algunos síntomas: morder las barras de las jaulas, coprofagia (comer o jugar con excremento) autoflagelación, y dar vueltas en círculos.  

Podría seguir y seguir. Pero creo que lo que van a leer a continuación lo dice todo.

Daniela Molina, activista y concejala recién electa por La Serena @danielamolinaconcejala, región de Coquimbo, hace un desgarrador relato de la situación de los animales del zoológico de dicha ciudad:

"Hemos planteado reconvertir el zoo hace mucho tiempo. Es un zoo municipal pequeño, muy precario. Está en un parque; tú vas a patinar y tienes que pasar por ahí. O la gente pasa fumando, comiendo. Es bien penoso. Hay muchos animales de granja, hay aves, gallinas, cabras. Había un puma y un mono quienes murieron de pena y desesperación, azotandose.  Había un cóndor, ahora son tres. Ellos se reproducen, ponen huevos pero los ratones se los comen. O los cóndores mismos los picotean producto de su estado de estrés. No hay un plan de conservación: cuidar de los huevos, cuidar de los recién nacidos, y luego, liberarlos a su hábitat natural.  No se está haciendo nada. Creo que ni tampoco les importa. 

Yo todo esto lo sé a través del veterinario que trabajaba allá, pero fue despedido. Él tenía buena voluntad. Hacía todo lo que podía: trabajaba los fines de semana, gastaba dinero de su propio bolsillo para esterilizar a los animales de granja para que no siguieran reproduciéndose. Ahora todos viven en un mismo corral, es una situación espantosa. Hay ñandúes.

Está la tortuga Pancha, de más de 100 años, quien vivió 12 meses en el zoológico de Santiago porque le rayaron su caparazón con spray.  

Acá las jaulas, como te podrás imaginar, son super precarias; son de malla de gallinero. Es una cuestión horrorosa. Los animales están muy expuestos.

Nosotros empezamos a movilizarnos para crear conciencia, ya que hasta hace dos años atrás se hacían conciertos ahí mismo. La gente se ponía a tomar y "carretear" en la noche. Se ponían en medio de las jaulas de los animales, como si nada. Había peleas. 

Hubo intentos de liberarlos, también, por parte de algunos chiquillos que trataron de sacar unas aves, pero una se perdió. Entonces, nosotros empezamos a explicar que no era lo correcto porque la mayoría de estos animales no pueden ser liberados. No lo sabemos. 

Nosotros pedimos que viniera un grupo de expertos a evaluar qué animales podrían ser llevados de vuelta a la naturaleza. O cuales podrían vivir en refugios, por ejemplo, los zorros. Buscar buenos lugares donde no sean exhibidos. Nos oponemos tajantemente a que se trasladen a otros zoos, bajo ninguna circunstancia.  Nos han dicho que los pueden llevar al zoológico metropolitano ya que hay personal idóneo, veterinarios, bla, bla. Nosotros decimos "no". No queremos que los animales pasen de una jaula precaria donde los ven 200 personas, a otra jaula más grande con veterinario, para que puedan ser vistos por 3.000 personas... ¡No! ¿Para que hagan un show para el Día del Niño? ¡No! 

Proponemos que se estudie cuáles animales pueden ser liberados. Que los animales que deban quedarse, que se queden. Pero que nos hagamos cargo. Que el municipio y la comunidad los resguarden ahí sin ser exhibidos al público. Convertirse en un santuario o refugio donde los animales terminen sus vidas de la mejor forma posible, porque ya que quebramos su naturaleza, no podemos liberarlos. Pero que tengan una vida más digna; que los niños no estén gritando, los papás fumando, sacándose fotos. ¡Que los animales no sean víctimas de esta ridiculización y objetivización! Que así se eduque, a los niños de la comuna, que los animales no son cosas para mirar, entretenerse y jugar los fines de semana. 

El zoo está enclavado en un lugar especial donde hay una calle arriba. Entonces, los animales podrían vivir tranquilos, en silencio, y los niños los podrían ver desde lo alto a través de binoculares. Que desde lejos observen algo más natural, como se desenvuelven, como se relacionan entre ellos. Enseñarles a los niños que tener zoológicos no es normal, no está bien; es decir, educar de verdad. Hoy los niños creen que está bien ver a una tortuga, de 100 años, encerrada con su caparazón rayado; que es "normal", que es "correcto" ver a un zorro en una jaula en vez de vivir en el desierto, aquí mismo en nuestra zona. Se puede hacer. Debe haber voluntad política. 

"Avanzamos" un tiempo, insistiendo mucho y luego, sentándonos en una mesa de trabajo con el municipio. Se nos prometió cosas que no se cumplieron: cerrar este zoológico de lunes a viernes, y abrirlo solo los fines de semana con visitas guiadas para colegios. Cedimos. Empecemos con eso. Acordamos hacer eso mientras buscábamos soluciones a otros aspectos problemáticos. No hicieron nada.

Llegó la pandemia por lo que este recinto se cerró; los animales deben estar mejor ya que están solos, no reciben visitas de la gente. Por lo menos están en silencio. Pero no sabemos en qué condiciones están; si se están reproduciendo los muchos animales de granja que están allá. Hay ovejas grandes, peludas y hermosas pero llenas de caca y de moscas. No hay nadie que les corten el pelo, corten sus pezuñitas. No hay un veterinario 24/7. Había uno antes que estaba todo el día ahí. Ya no. Va uno de vez en cuando. Están un poco mejor durante la pandemia porque están sin gente, pero están abandonados. Si se roban a un animal, no se va enterar nadie."
 

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