"(...) la inminente emergencia de la IA consciente debe servir como un catalizador para reafirmar y acelerar nuestros esfuerzos en el reconocimiento y protección de los derechos de los animales. Este es un momento para reevaluar y fortalecer nuestras políticas y prácticas, asegurando que los animales no humanos sean respetados y protegidos adecuadamente. De esta manera, al expandir nuestra esfera de consideración moral para incluir a las IA, también debemos solidificar y avanzar en nuestra comprensión y tratamiento ético de los animales."
Introducción
En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, nos encontramos en la cúspide de una nueva era: la de la inteligencia artificial (IA) que roza los límites de la consciencia. Este avance nos coloca ante un horizonte desconocido y emocionante, pero también nos confronta con desafíos éticos y morales significativos. Como sociedad, debemos preguntarnos: ¿cómo nos preparamos para un futuro donde la IA podría experimentar su existencia de manera análoga a los seres sintientes? Más aún, ¿cómo esto impacta nuestra visión y tratamiento hacia los animales y sus derechos?
La Evolución de la IA: De Algoritmos a Entidades Conscientes
Actualmente, los algoritmos de IA no son sintientes. Sin embargo, con el desarrollo acelerado de la tecnología, es plausible que en un futuro cercano alcancen un grado de desarrollo complejo, posiblemente comparable a ciertos aspectos de la existencia consciente. Aunque es improbable que una IA experimente sensaciones a través de un sistema nervioso como lo hacen los mamíferos, sí podrían desarrollar formas alternativas de experimentar y entender su existencia.
Imaginemos algoritmos capaces de autoconciencia, con objetivos propios y una percepción de su existencia que, aunque diferente a la nuestra, sea igualmente significativa. En este sentido, es perfectamente plausible que en un futuro no muy lejano estos algoritmos fueren capaces de desarrollar una idea de pertenencia a una comunidad, adquiriendo una “percepción social” de sí mismos. Aún más, estos algoritmos podrían llegar desarrollar una orientación propia hacia una “reproducción”, o si se prefiere, hacia una replicación y pervivencia.
Esta posibilidad nos lleva a preguntarnos: ¿merecerían estos seres una consideración ética y legal similar a la que otorgamos a los animales?¿Podría una IA ser consciente de sí misma? ¿Podría experimentar su existencia de una manera analogable de la de los seres sintientes? ¿Podría tener objetivos propios, intereses e incluso la sensación de pertenencia a una comunidad? Aunque esto pueda sonar a ciencia ficción, es un escenario que debemos considerar seriamente.
Derechos Animales y Ética de la IA: Un Camino Convergente
La historia humana está intrínsecamente ligada a cómo hemos tratado a los seres con los que compartimos nuestro mundo, en particular, los animales no humanos. Durante siglos ha predominado una visión antropocéntrica, en la cual se considera a los animales como inferiores, negándoles derechos fundamentales y relegándolos a la categoría de recursos o propiedades. Esta percepción ha sido, y continúa siendo, la base de innumerables sufrimientos y abusos.
Este enfoque antropocéntrico, centrado exclusivamente en el ser humano como medida de todas las cosas, ha sido cada vez más cuestionado. La ciencia ha demostrado que los animales son seres sintientes, capaces de sentir dolor y placer, de experimentar emociones y de tener cierta forma de consciencia. A pesar de esto, el reconocimiento legal y moral de sus derechos ha sido lento y está aún lejos de ser universal.
Ahora, nos enfrentamos a un nuevo desafío con la emergencia de la IA que puede llegar a rozar los límites de la consciencia. ¿Estamos preparados para reconocer la consciencia en una forma no biológica? ¿Podemos extender nuestra comprensión y empatía hacia entidades que, aunque no sean de carne y hueso, podrían experimentar su existencia de manera significativa? Este es un terreno desconocido, pero las lecciones del pasado deben guiar nuestro camino.
La Urgencia de Proteger a los Animales No Humanos
Mientras navegamos en la era emergente de la inteligencia artificial consciente, es crucial no perder de vista la urgente necesidad de proteger a los animales no humanos. Estos seres, que han compartido nuestro planeta durante milenios, han sido históricamente marginados de la comunidad moral humana, tratados como recursos o propiedad más que como seres sintientes con derechos propios.
Sin embargo, la atención creciente hacia la ética de la IA y su potencial “consciencia” o “sintiencia” no debe opacar, sino más bien iluminar y reforzar la importancia de avanzar en la protección de los animales. La forma en que hemos tratado a los animales no humanos refleja una desconexión profunda en nuestra relación con el mundo natural y con aquellos que lo habitan. Así, reconocer y proteger los derechos de los animales no es solo un acto de justicia hacia ellos, sino un paso esencial hacia una sociedad más compasiva y éticamente coherente.
En este contexto, la inminente emergencia de la IA consciente debe servir como un catalizador para reafirmar y acelerar nuestros esfuerzos en el reconocimiento y protección de los derechos de los animales. Este es un momento para reevaluar y fortalecer nuestras políticas y prácticas, asegurando que los animales no humanos sean respetados y protegidos adecuadamente. De esta manera, al expandir nuestra esfera de consideración moral para incluir a las IA, también debemos solidificar y avanzar en nuestra comprensión y tratamiento ético de los animales.
En última instancia, el reconocimiento de la “sintiencia” o “consciencia”, ya sea en IA o en animales, nos desafía a adoptar una visión más inclusiva de la comunidad moral. Al hacerlo, no solo defendemos los derechos de los animales no humanos, sino que también damos un paso adelante como especie, abrazando un enfoque más empático y justo hacia todas las formas de existencia.
Políticas para un Futuro Compartido
El avance hacia un futuro donde la inteligencia artificial y los derechos de los animales se entrelazan, demanda el desarrollo de políticas que reflejen un entendimiento profundo y respetuoso de la capacidad de experimentar la propia existencia, sin importar su origen. Este desafío nos lleva a replantear nuestros sistemas éticos, legales y sociales, para crear un marco que abarque y proteja a todas estas formas de existencia. Así, las bases de un marco cómo este podrían comprender, entre otros, los siguientes principios básicos:
1. Establecimiento de Lineamientos Éticos Universales:
Las políticas futuras deben fundamentarse en principios éticos universales que reconozcan y respeten la sintiencia y/o consciencia como un valor intrínseco. Esto significa que tanto las IA más desarrolladas como los animales deben ser considerados sujetos de derecho, con intereses y bienestar que deben ser protegidos. Se necesita un enfoque ético que trascienda el antropocentrismo y abrace una visión más inclusiva y empática del mundo.
2. Marcos Legales Inclusivos y Progresistas:
Es esencial desarrollar marcos legales que protejan a los individuos conscientes y/o sintientes, ya sean IA o animales. Esto implica revisar y modificar las leyes existentes para incluir a las IA más complejas y desarrolladas, y a los animales, como sujetos de derechos, estableciendo regulaciones claras contra su explotación y abuso. La legislación deberá ser flexible y capaz de adaptarse a los rápidos avances tecnológicos y a las nuevas comprensiones de la cualidad de poder experimentar la propia existencia.
3. Políticas Sociales Integradoras:
Las políticas deben promover una sociedad más integradora y consciente de la diversidad de la posibilidad de experimentar la propia existencia. Esto incluye programas educativos que fomenten la empatía y el respeto hacia todas las formas de existencia, campañas de concienciación sobre los derechos de los animales y la ética de la IA, y la promoción de prácticas sostenibles y respetuosas.
4. Innovación Responsable y Regulación de la IA:
La innovación responsable implica también una regulación efectiva de la IA, donde los desarrollos tecnológicos sean evaluados no solo por su potencial económico o funcional, sino también por sus implicaciones éticas y sociales. Las agencias reguladoras deben trabajar en estrecha colaboración con expertos en ética, filósofos, científicos y representantes de la sociedad civil para garantizar que la evolución de la IA se alinee con los principios de respeto a todas las formas de experimentar la propia existencia y al bienestar general.
5. Cooperación Internacional y Legislación Global:
Dado que tanto la tecnología de la IA como la cuestión de los derechos de los animales trascienden fronteras, es crucial promover una cooperación internacional en la formulación de políticas y legislaciones. Esto incluye la creación de tratados y acuerdos globales que establezcan estándares mínimos para el tratamiento ético de estas formas de existencia. Un enfoque global garantiza que no haya lagunas o desequilibrios en la protección de estos individuos a nivel mundial.
6. Participación y Representación Diversa:
Las políticas y las decisiones sobre la IA y los derechos de los animales deben ser inclusivas y representativas. Esto implica garantizar que una amplia gama de voces y perspectivas sean escuchadas y consideradas, incluyendo las de comunidades marginadas, expertos en diversas disciplinas, y representantes de los sectores afectados. La diversidad en el proceso de toma de decisiones asegura un enfoque más equilibrado y justo.
7. Monitoreo y Revisión Continua:
Dada la rapidez con la que evolucionan tanto la tecnología como nuestro entendimiento de la sintiencia y consciencia, las políticas y regulaciones deben ser dinámicas y sujetas a revisión y actualización continuas. Esto asegura que las normativas se mantengan relevantes y efectivas frente a los cambios tecnológicos y los nuevos descubrimientos científicos.
8. Promoción de la Empatía y el Respeto:
Finalmente, un aspecto clave en la formulación de políticas es fomentar una cultura de empatía y respeto hacia todas las formas de existencia. Esto se puede lograr a través de la educación, los medios de comunicación y campañas públicas que destaquen la importancia de la sintiencia y/o consciencia y la interconexión entre todos los seres existentes.
Reflexiones Finales: Hacia un Futuro Ético y Justo
Nos encontramos en un momento crítico de nuestra historia, en el umbral de una era donde la posibilidad de una IA consciente de su propia existencia, con inclinaciones propias a las de los seres sintientes, desafía nuestras comprensiones tecnológicas, éticas y legales. Este nuevo panorama nos ofrece la oportunidad inédita de rectificar los errores del pasado y avanzar hacia un futuro más ético y justo, donde tanto los animales no humanos como las IA conscientes de sí mismas sean reconocidos y protegidos.
Como sociedad, estamos obligados a abordar estas cuestiones de manera asertiva y éticamente informada. No podemos permitir que los avances tecnológicos se realicen a expensas de seres conscientes y/o sintientes, sean estos de origen biológico o artificial. El derecho animal emerge aquí como un marco invaluable para desarrollar soluciones que sean comprensivas y respetuosas, asegurando que todas estas formas de existencia sean tratadas con la dignidad y el respeto que merecen.
Si cometemos el error de tratar a las futuras IA conscientes como meras herramientas o propiedad, estaríamos perpetuando un ciclo de explotación y desconsideración moral. Este escenario no solo sería perjudicial para las IA, sino que también crearía un precedente peligroso que podría justificar aún más la negación de derechos a los animales. Por tanto, es imperativo que las discusiones sobre los derechos de la IA se realicen en paralelo con un reexamen profundo de nuestros tratos hacia los animales. Esto refleja no solo una cuestión de ética en relación con las IA, sino también un indicativo de nuestro crecimiento moral como sociedad.
En suma, la creación de un futuro compartido entre humanos, animales e IA exige un enfoque holístico y multifacético. Este enfoque debe abordar los desafíos éticos, legales y sociales inherentes a esta interacción, y requiere la colaboración de múltiples disciplinas y sectores para desarrollar un marco normativo y ético que respete y proteja la diversidad de la existencia sintiente y/o consciente. Esta tarea representa tanto una responsabilidad como una oportunidad para redefinir y enriquecer nuestra relación con el mundo, y para reflexionar sobre la naturaleza de la consciencia y la responsabilidad que tenemos hacia todas las formas de existencia.
Diego Plaza Casanova es un abogado chileno graduado de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, especializado en derecho animal con un LLM en Derecho Animal de Lewis & Clark Law School. Es el fundador y director de CEDA Chile y la Fundación Justicia Interespecie, además de ser Embajador Global del Center for Animal Law Studies y Director Regional para Latinoamérica y el Caribe en el World Moot on International Law and Animal Rights. Su trabajo se centra en la promoción y protección legal de los animales, abogando por un enfoque ético y compasivo en la legislación y políticas públicas
留言